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Archive for abril 2010

Anónima, no anónima.

By : Débora


En mi momento cercano a la cúspide, te escribo. No eres contactable. Hago como si no me importara, pero lo hace y mucho. Odio tener que ocultarme esta tarde/noche. Cada sorbo de vino es dulce y fuerte para saborear mejor tu ausencia. La infidelidad de lo que siento es baja, sin argumento.

Desde ya te recuerdo lejana. Apática a lo que ocurre, fingiendo que todo está bien. Mis rarezas son perennes, entiéndelo. No creo que haya necesidad de explicar algo, pero insistes. Vale, si insistes es porque quizás en verdad no entiendes. ¿O no entiendo?

Tus mensajes llegan claros. Esta prosa atroz no es capaz de recrearlos. Probablemente lo que ocurre es que los veo claramente como no son.

En el sitio en el que me encuentro recuerdo mis primeras interacciones reales contigo. Lo borroso de un entonces ahora es nítido entre neblina y sal. Entre humo, amores que no volverán y cosas que sin remedio ya olvidé.

La noche me acosa de nuevo amor mío. No sé decirte ahora lo mucho que me importas porque me limitan las posibilidades y las ganas. Lo mucho que me dolerá dejarte en un momento. Las repeticiones parecen acompañarme esta vez. Malestar que sentiré de no encontrar retorno a tus besos púrpura o al acolchado de tu voz cuando quieres más.

"Odio verte partir". Lo odio, y eso no cambia. No importa si es el destino de Abril ser intenso, si las horas contigo son finitas, si recuerdas o no lo que acordamos o si lo que alguna vez me diste fueron sólo canciones.

Te juro que no anhelo un compromiso y que el "te amo" lo puedo ver muy protocolar. Sin importar que ocurra, sé donde mi corazón yace, y pesa en mi conciencia el medio mundo que no estoy lejana. Tú crees que si lo estoy. Tú crees que si. Tú crees.

Sin importar quienes y cuántos pasen por tus Jueves, son míos, aunque a veces estén profanados por la indiferencia u otras presencias. Lo inexacto de tu andar y lo que nunca podré atar, llévatelo. Nunca lo demuestres porque me asfixia en un modo tristemente humano.

Te pedí un lunar y aunque no sea mío aún, lo reclamo. A tu lado sufro tu fugacidad y para aplacarla me retiro antes. Te dejo mis papeles.

Sin decir algo, espero que el dejar tus labios amantes sea algo simple. Tu deshinibición respecto de lo que tontamente me importa, no sé si odiarla o envidiarla.

El anhelo de un momento más, lo clausuro con un último punto, y una penúltima bocanada de deseo. Hasta cierta fecha, no dejaré de ansiar tu cercanía. Luego de eso, volteo todo.

Será como si nunca hubieras existido.

Dolor y belleza.
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Sacudir, agitar la cabeza.

By : Débora


Escucho canciones suaves, atípicamente.

Hoy mi modo de sentir no es lo esperado. Todos parecen saberlo. Cada pelusa de residuo de piel y basura sospecha. Susurran entre ellos y ellas. Los gatos que se quejan durante la madrugada. Los perros que ladran hasta rasgarse las gargantas antes del choque en la vía principal, agregando una coincidencia a los oídos.

En la piscina espumosa de mi cabeza, navegan todos los veleros. Cada persona relacionada conmigo lleva su propio mástil, e incluso su propio aire. Unos van apacibles. Otros lejos, exploran islas raras de mi mente. Están los que vertiginosamente montan las olas de mis agites. Y en fin, cada quien por su lado, saludándose de vez en cuando. Casi nunca saludándome.

Cuando me pega la canción más suave, se me hunde lentamente en lo sólido del pecho. No me la puedo sacar. Lucho por arrancar lo que sea que me genera, y por contener el llanto. Apareces tú, como siempre de un tiempo para acá, para hundirla mucho más. Para navegarme con tu barquito de papel que no se moja.

Con tus palabras dagas.

Tus insinuaciones pesadas.

La inseguridad de un futuro que me va comiendo desde ya. El ciclo que se repite y que voy empezando a odiar desde ya mismo. De aquí en adelante todos los días se convierten en uno solo, divido en etapas raras.

Con el paso de los días, otras cosas empiezan a hundirse. A veces simplemente no puedo distinguir entre éxtasis o agonía. Entre belleza total o absoluto horror. Entre lo que extraño y lo que no quiero de vuelta, nunca más, muy a lo Poe.

Te digo que te amo a diario, y no reaccionas. O no haces lo que espero. Simplemente prestar atención.

Me inyecto libertad, y tu crees que es equilibrio, o felicidad natural con la que me bendijo mi creación afortunada. Mis logros alcanzados luego de tanto vivir y experimentar. Yo sé que es mentira.

En un costado se me anida el deseo en horas inesperadas. Me quema hasta la nuca, donde seres raros viven, asustados de la perspectiva del próximo contacto. Desecho tal ardor mordiendo un limón, o lo desechas dándome algo bien amargo. O chocolate o café.

En tus tibios labios me recojo a pensar en el real vacío de lo que hago. Me da miedo y no puedo negarlo. Me das miedo. Te temo, por tu prisa y tu lentitud. Tu ida y tu vuelta. Lo que mueves, lo despojas a tu antojo. Tus desequilibrios y lo que has logrado equilibrar. Tu modo de quererme, desearme, odiarme, extrañarme, mentirme.

Hoy me pego a mis malos sentimientos. A mi no cordura que me hace dudar de todo. A la soledad que odio sentir si no estás conmigo, acá mismo, acá en la vena. Me pego a la confusión y la dualidad de mi ser. A la multiplicidad de los sentimientos, a la libertad de nuevo, maldita.

Empieza ligera una nueva etapa. Déjame lo que traigas reservado ya mismo. No te guardes el rencor, ni la pureza. Dame algo de comer, así sean las carroñas de lo que te mata.

Si no lo haces no tiene gran importancia, al menos hoy. Sacudo mi cabeza caliente muy fuerte y todos, incluyéndote, naufragan. Felicidad fugaz. Pasado un tiempo se recuperarán, y no recordarán lo vivido en el último naufragio.

Y quedará de nuevo intacto, tu estúpido barco de papel que no se moja.

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