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Eggrolls.

By : Deb
Diaries. May 7th.


I'm a happy gal. 
Naturally, it grows within me such love for others, for things, for facts, for knowledge, for me, I can hardly contain showing it.
Being happy or having limits that stray towards it, doesn't mean at all I'm not profoundly sad.
It does seem to be an echo of other people's voices, and however stating the fact of misery co-existing along with joy, never comes as a regular train of thought for those who surround me.
I realize though, I tend to be absurdly egotistic about my matters, and so I apologize. Not because it's too many readers affected by them, but because words are meaningfull for every one of them, even if it's just me writing, and even if it's just one reading. My defense is directed to my psyche, not to my narrative.

Going back to the main point, a proper lunch is never proper without a cold beer. This is of course a weary consecuence of living in latin america, and it's relentless tropicality.
One never seems to acquire complete peace, being so hot all the damn time.

Paper.
A poem dedicated to paper.
Today I remember an uncanny course of events.
I remember my mother used to decorate walls of our little dusty balcony with paper sheets, clumsily drawed by me with unfigurable humans resembling the family. Can't say I have a fresh feeling of such events; merely the pride of it stayed with me.
Years and years after, all I can think of is my dear mother wanted to give me the gift of feeling decision free, creative, beaming with content from self awareness. A little godess inside a baby's clumsy body.

Such a shame things had to be so rough afterwards.

I'm about to perform a very important social experiment. That of trusting strangers.
I had about 6 beers in some bar in the hostile and lonely city of Caracas.
I have my cards to pay off my check but no cash for the tip.
I'll ask the waiter to (funny) wait for me for a brief moment, while I rapidly head on to the ATM, and get some dough for his tip.

Will he believe me?
Will he trust me?
Will he throw away his missconception of humanity, learned at home and reaffirmed by his boss, that he should doubt everyone's good will?

Do I seem to be a trustworthy gal?

Pequeña tragedia del mundo del lápiz.

By : Deb
Nada como escribir con lápiz de grafito y sentir la alegría de su desgaste significativo ensuciando la hoja en provecho de la siguiente letra, persiguiendo el bien mayor de la oración. ¿Dónde es que queda ese sitio raro y a la vez común en el que tantos tienden a poner el sacapuntas? Sin el sacapuntas es imposible sobrevivir en el mundo que gobierna el lápiz. Encontrado el bicho, crece la alegría de la continuidad.

Así, la disyuntiva y el conflicto se presentan ahora mismo como un angustiante toque de queda para la palabrería en curso. Un final que una vez burlado por el hallazgo del cortalápices, pasa a depender de un destino distinto y más longevo que el filo de la punta del preciado instrumento de madera: el de esa madera en sí misma y su batalla cruenta en las trincheras de las hojillas mortales y voraces del afilador. En defensa de la existencia digna del carboncillo, entrega su cuerpo como alimento al desaforado acero.

Siendo así, la tristeza verdadera e ineludible sube de nivel y se ve que radica en la mano del escriba. Esa que por un designio malévolo y atroz de la motricidad vinculada al pensamiento, decide aniquilar todo a su paso lento y constante como una aplanadora mecánica sin mecanicista y sin freno, el follaje de la hoja, el mísero lápiz, las cortas ideas.

Siempre hacia el futuro.

By : Débora
Entry Title: " Taito-Ka"

Name: Andy Rudak, United Kingdom 
Category: Professional, Outside


Contra todo pronóstico amaneció. Sentir y ver la luz solar es análogo a amanecer atormentado por un estruendoso réquiem. El acto más egoísta que tuve fue acostarme con ella, ese acto repetido casi diariamente durante meses y meses, sin que pareciera que los límites importaban. Lo recuerdo esta mañana porque creo que cuenta, creo que mi memoria pesa para algo en quién soy. Me reconozco en esos eventos.

Siempre prefiero tomar agua con hielo. En esta época moderna todo me sobrepasa, las comunicaciones estáticas continuas sé que me hacen parecer alguien dependiente no solo de mis relaciones, sino del entorno virtual que me otorga existencia con reconocimiento. Tengo muy pocos amigos. Me gusta fumar marihuana. Me siento bien recibiendo cariño físico, y aún mejor dándolo mientras sea bien acogido. Extraño sentir simpatía por cosas simples.

A menudo soy quien no soy. Soy alguien celoso cuando en verdad deseo y siento gusto por estar en completo estado de relajación y desapego sin que eso signifique que me vuelvo insensible a los estímulos externos, o a las expresiones de amor. Aunque (retomando) parezco y soy algo dependiente de las comunicaciones y por lo tanto de la retroalimentación (que no es más que la alimentación pasada), me siento verdaderamente dejada atrás por todo este fenómeno, me siento como alguien que busca mantenerse al ritmo de la herramienta, como alguien que busca encajar todo el tiempo.

A pesar de todos mis esfuerzos que confío pasan por naturalidades, el único feedback que no recibo es el que más ardientemente deseo. Y no es un evento nuevo para mi. Me impresiona que la psicología sea un oficio, sin disminuirlo en lo absoluto. O bueno, más bien me impresiona que la terapia psicológica lo sea. Me impresiona que estemos tan cómodos con la idea global de que no somos capaces de aceptarnos, reconocernos, reconocer a los demás, aceptarlos, abrazar el ciclo de nuestras realidades, integrarnos, querernos o despreciarnos justamente, aceptar que nuestras percepciones de esa justicia son totalmente ficticios, aceptar que un ser humano estudiado nos puede ayudar a hacer esto de una mejor manera, a través del abrazo a la infancia dura o suave, a través de la sexualidad, a través del ego.

Ha pasado todo este tiempo y creo que ya no me levanto ansiando ese amanecer que Thoreau le adjudica a una humanidad sencilla. Sencillez.  Tengo deudas sentimentales, monetarias, laborales, morales. Tengo demasiados objetos acumulados en mi cuarto, que me hacen sentir prestada hacia ellos, y un poco inútil o más bien floja al no darles uso. Pretendo contabilizarlos. Pienso a veces que contarlos y clasificarlos, pesarlos, describirlos, exprime de ellos todo el posible uso que tienen. Hacer inventario fuera de lo comercial, creo que es una actividad altamente subestimada.

Hay una telaraña que me atormenta. Sé que mis palabras forman apenas un hilo fino de los millones que la componen. Sé que son sólo sus vibraciones las que me llegan con nitidez. Todo lo demás me lo pierdo o se pierde de mi. Toda esa vibración que está alertando al punto a esa gran Araña, esos avisos que nos ponen al borde de la muerte, los desconozco y me asusta el poco acceso que tengo a la telaraña a la que pertenezco. Quisiera morir sabiendo con quién o por quién muero, sin ansiedades divinas a los por qués. 

Sin importar lo mucho que intente, mi pensamiento de las larvas no se despega de mi visión de las larvas, o la imagen arraigada que tengo de ellas. La larva saliendo de la papa o la guayaba, la larva que sale de la tierra húmeda cuando llueve, o cuando el suelo vibra. La larva que el monje no aniquila por un sentido de posible familiaridad. ¿Por qué no puedo separarlo?

"Afuera el viento pasa."

Manager's. Blend Scotch.

By : Débora

A este punto de la tarde/noche, 6:26 del 23 de noviembre de 2012, lo que más siento físicamente es mi dedo índice entumecido de tanto remover el whisky. Mentalmente, una vaguedad dolorosa de qué exactamente es lo que yo solía hacer los viernes a esta hora. Creo que lo mismo, pero con más personas alrededor. Sin embargo no podría asegurarlo.

Me genera un poco de escozor la imagen de estancamiento que sé proyecto. Esa rudeza de carácter que me hace querer permanecer en ciertos sentimientos, situaciones, rituales. No puedo evitarlo. Para mi todo empieza a tener un tenor de desmoronamiento apenas empieza a variar. Y es simplemente porque entre cambio y cambio consigo evaluar los eventos como los más prósperos posibles. En cierto modo.

No me miento al decirme que seguramente esta es otra etapa de esas que era muy necesaria. Un desgarramiento lento, muy lento. Conveniente para darme cuenta de que el timón estaba sin mando y quizás es hora de reacomodarlo. A dónde sea que era que yo solía ir. Sin importarme mucho la compañía pero sí mucho las experiencias.

Ya me genero mucha menos aprensión y temor que años atrás, eso sí. Si antes me consideraba alguien medianamente honesto, hoy me considero alguien que tiene poco que esconder aunque valiese la pena hacerlo. En mis relatos alternativos he logrado saciar mi sed de escritura, compañía, aventura. En mi romance pleno no solo con mi actual chica sino con mis previos fracasos, he desconectado mi vida lo suficiente del mundo real como para creerme que la construcción propia de la vida que uno quiere es algo alcanzable y posible. He tenido, en balance, una vida al menos abierta al intercambio.

Este blog sin embargo siempre ha de permanecer como una de las facetas de mi personalidad que más me irrita, o más me deprime. Probablemente porque busca ser callado pero no lo es para nada.

Intento desbocarme mucho más allá de la ortografía pero poco lo consigo. He tenido serios problemas para sentirme orgullosa de las relaciones de amistad que aún conservo, al 5% de sus capacidades si se quiere. Culpar al otro siempre es lo más insensato. Por lo tanto no niego que me duela no haber sido capaz de mantenerlas al 80% al menos. Al menos. Así son mis estándares.

Por lo tanto, no tendría que balbucear demasiado para decir que aunque a niveles prácticos mi existencia esté culminando en neutro este año, a niveles sentimentales (no desdeñables por parecer suaves) culminará en total déficit. Me repito que el problema no es que así sea, el problema es saberme demasiado copartícipe de esos resultados. Casi como haber votado por ellos.

El whisky se deshiela.

No puedo (ni deseo) negar mi suprema naturaleza femenina. Soy un salvaje que engulle detalles y en la ausencia de ellos se postra en la silla de su guarida a escribirle a nadie. La imposibilidad de sentir que alcanzo afinidad con alguien me mueve a la desesperación de querer escapar de ambiente. Si, escapar. Cobardemente. En lugar de seguir intentando cosas que obviamente quedarán en su estandar medida por el resto de la vida.

Cuando apenas hace unos ocho meses que he empezado realmente a lidiar con mi soledad, me doy cuenta de que la misma me resulta mucho más aguantable si estoy en un entorno en que no siento conexión o deuda con absolutamente nadie. Pero decir entorno se queda corto. ¿Qué es realmente el entorno? ¿Acaso si me voy a la India, no estaría en mi entorno de siempre, sólo que desde un ángulo mucho más ensanchado? Claro que sí. Pero me vendo a la distancia. Estar tan cerca de seres que quieres sin poder quererlos es más doloroso que no poder hacerlo porque hay excusas terrestres de por medio.

Sin embargo no denigro ningún tipo ni clase de soledad. Solo le hago un espacio expresivo a la mía. Generada o merecida a especie de castigo y método de nivelación del universo. Como sea es mía. Y ser mía la hace digna de vivir en mi, y en las cosas que me pertenecen o pertenecían.

Me conmueve pensar qué me hará leer esto en un año o dos, y recordar con punzante desagrado cómo me sentía aquella semana nefasta de Noviembre 2012, donde todo se desenvolvía tan mal y parecía no pasar nunca. Una semana detenida en el tiempo luego de tantas otras igualmente catastróficas, precediendo la cumbre. Una semana de cambio en definitiva, sino otra cosa.

Incompletitud. Lástima. Desidia. Sentimiento grande de pérdida entre horas y horas de rutina. Pero no por las razones comunes. Simplemente porque eso a lo que normalmente me ato parece de un día a otro desmoronarse. Esa fragilidad aunque muy bella me resulta enojosa. En contraste con mi espíritu constante para con mi visión de que ser feliz es posible, al menos.

Evito querer aprisionar el sentimiento de una caricia en mi mente, evito querer tatuarla. Evito querer atarme a fotografías. A comentarios. A susurros. A ronquidos. Evito y a medida que lo hago, me añado mucho más que otros a la dependencia. Suavemente sin embargo, como para que las distintas costras que conforman mi personalidad jamás dejen ver mi evidente vulnerabilidad. Seguramente cuando empecemos a morir nuestros testimonios serán más francos que ahora.

Seguramente es en este mes de mi vida dónde las mejores cosas produciré a consecuencia de mis leves y bajos sentimientos. Artísticamente. A nivel de resoluciones. A nivel de construcción de metas. Lamentablemente no puedo más que sentir que estoy de retirada. Y a todos a quienes extrañaré aunque no con lástima por lo perdido, quisiera decir una vez más, en un murmullo bajo y muy cercano: 

- Buenas noches, y felices carnavales.


Auto Bi.

By : Débora



Los destinos ocupacionales son siempre distintos y de algún modo siempre los mismos. En las acciones modestas y constantes reside un valor invaluable. Especialmente por lo subestimable que son los bajos perfiles, la humildad, y en fin. Cualidades por el estilo.

Simplemente querer algo para uno. Simplemente ser honesto y consistente así sea con el modo de ser un poco frágil.

Le admiro porque al parecer exagerado compararla con cosas mucho más populares, posee en ella esa cualidad, esa especie de finura. Ese detalle demasiado sutil para poder pertenecer. Y llegar. Así sea a momentos. Como destellos. Como cierta música. No puedo no pensarlo.

Este año debo cambiar. Debo redireccionarme de nuevo. Un poco por mí y un poco por ella, es la verdad. Necesito un rumbo un poco más fijo y quizás este nuevo experimento de taller de escritura me canalice algo. La única razón por la que he decidido hacerlo es porque no quiero continuar cayéndome a pretextos mentales de posibles razones para ser supra consciente con el dinero. Ese que tanto me pregono a mí misma que no importa.

Hoy cuando vi ese cráneo golpear el pavimento una cosa más se removió. Necesito prenderme. Sacudirme este óxido o cansancio o lo que sea que es. Quizás una leve depresión anímica generada por mis padres; no termino de descartarlo.

Puedo nombrar en una subida de sangre a la cabeza al menos diez nombres de personas de distintos círculos y atmósferas que alguna vez me han inspirado algo, y que nisiquiera me son muy cercanos. De dónde viene esa especie de mirada hacia arriba, no lo sé. No puedo pararme más que a contemplar la libertad con envidia y algo de tristeza a veces. La libertad no de hacer lo que la gana dé, no. Simplemente la extensión anímica necesaria que da el cuerpo para en cualquier momento sentirse contento. Completo. Satisfecho en casi cualquier circunstancia.

Ahora que lo pienso quizás en este momento mi mayor fuente de inspiración es Patricia, y quizás ello no esté tan bien. Pero simplemente porque siento que eso pone una gran presión en ella y la intranquiliza sin necesidad alguna, porque igual mi estatus de ansiedad no varía. Debo descargar Lennon. Debo soltarme un poco.

Quisiera hablar de tanta cosa particular de vez en cuando.

Como esta niña diciéndome que lo más natural es que cada quién haga sus cosas, que eso no está mal. Que la gente tiene que entender. Que lo que sea. Que el curso de la vida sigue. Tratando de restregarme en la cara algo inexistente. Un punto que la verdad ella no entiende, y yo nunca he apoyado demasiado desde esa visual de igual modo. No me siento al borde del abismo. Me siento a veces sin palabras. Tan rodeada de ironía que volteando 180, no logro esa carcajada que la vuelva polvo.

Aunque extraño algunas cosas en mí, me temo que no extraño mucho a nadie. Extraño mucho más un empuje. Una aceleración en mi carácter. Una llamita de horno siempre encendida aguardando subir la temperatura. Como los cachetes de MariaLuisa cuando se encienden ante la visión de un chico agradable. Algo espontáneo y sin entramados demasiado lejanos de la biología o la química. Pregono con un énfasis adolescente que lo que anhelo es libertad sin siquiera notar, creo, que posiblemente la poseo por completo.

Dejaré que Bolaño, Ulises Lima y Belano se terminen de tragar la primera hora de este sábado. No trabajo. No duermo. No tengo planes fijos. Solo esa ansiedad. Y un profundo sentimiento de respeto, admiración y urgencia. Pronto estaré en mi punto. Pronto subiré la cara. Y te haré sentir tranquilidad y orgullo.

Creo que aún soy consistente.

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